La casa Emak Bakia de Oskar Alegría

La casa Emak Bakia de Oskar Alegría

El viernes (22-03-2013) nos visitó Oskar Alegría para presentarnos su película Emak Bakia tras la cual tuvimos un animado coloquio (por su parte), y es que, la magia de ésta película te deja tan perplejo y mudo, que solo a los días comienzan a refluir todas las preguntas que podrías haber lanzado…

La casa Emak Bakia, un film de oskar alegria. from oskar alegria on Vimeo.

 

Emak Bakia o la historia de tres naufragios

Es ésta la historia de tres naufragios sucesivos. Y mira que es difícil encallar tres veces en la misma piedra.

Primer náufrago: el exótico

El primer náufrago era exótico. Un aristócrata rumano. Nuevo Ulises que, atraído por los cantos de sirena de la Belle Époque, arribó braceante al acantilado de Parlamentia en Bidart y decide construir allí una casa. Un barco varado.

Todo el léxico marinero está plagado de avisos ante el latente peligro de las olas. Chalupas y chalecos salvavidas, morses, escalas, bocinas, banderas y luces de señales…

Todo él se resume en una única palabra: ¡Socorredme!.

Aquel hombre, intruso y a contracorriente, decidió llamar a su casa en la vieja lengua de los balleneros y le dio por nombre “Emak Bakia”. “Dejadme en paz”.

Emak Bakia: etxea

 

Segundo náufrago: el experimental

El segundo en zozobrar llegó a aquella casa como pasmoso invitado. Radiante. Sin telarañas en los ojos. Cargado de redes y collares con los que atrapar jóvencitas peinadas a lo garçon, patrocinadores americanos, piaras de cerdos… Y sumergirlos  a todos en un síncope de charleston.

Lanzó su cámara de cine al aire y en el mes que tardó en caer, verano de 1926, filmó uno de los mandamientos del cine experimental.

Llamó a su película “Emak Bakia” como un eco de aquel antiguo grito de autoproclamación libertaria. Y voraz y tronante como un arponero remarcó: “Soy yo el único dueño de mis acechanzas, del horizonte visible e invisible y de las criaturas que en él moran. Dejadme en paz”.

Emak Bakia: tximista

 

Tercer náufrago: el curioso

El tercer náufrago lo tenía realmente difícil. En un mundo como el nuestro, lleno de faros, radiobalizas, satélites de comunicación, naves insumergibles… Hay que ser atrevido hasta la inconsciencia para iniciar un viaje sin derrotero, sin brújula ni sextante. Tan solo guiado por la siempre estrella Polar y abandonado al albur de los vientos. Hay que ser curioso incorregible.

El tercer náufrago, hoy aquí por fortuna en nuestra playa, asió del cabo que los otros dos largaron. Pero no aferrándose con la desesperación del ahogado. Anuda en ballestrinques y margaritas nubes que son y que pasaron. Pliega velas mayores en mares encalmados y afloja sondas abisales en lechos sin fondo. El tercer juramentado nos trae desde allí una llave roñosa con la cédula de nuestra excarcelación. Éste tercer desesperado dibuja raudo y volátil como látigo en la superficie del agua.

Realmente hay que sentirse invadido y ebrio para seguir escuchando en caracolas

que, al contrario de las nereidas míticas, reiteran  que todo lo buscan es que te alejes. ¡Que las dejes en paz! ¡Que te apartes coño! ¡Pero cuántas veces habrá que repetirlo!

Oskar. Tu “Emak Bakia” es un milagro laico. Una alegría desbordante de panes y peces.

Un cuerno de oro que emana un rayo verde.

Oskar, como dicen ahora nuestros alumnos: “Danos caña”.

Déjanos si quieres, pero por favor, nunca, nunca, en paz.

Emak Bakia: balkoia

 

Texto: Juan Azpeitia

Imágenes: http://emakbakiafilms.com/