web estudiantes 2012

Publicadas las páginas web de l*s estudiantes de 2º curso del Ciclo Superior en Gráfica Publicitaria

Cuando era pequeño, me apasionaba dibujar. Pasaba horas abstraído en la más absoluta felicidad. El mundo iba  desapareciendo a cada trazo de lápiz. O iba apareciendo. Todo se desvanecía al aparecer el dibujo. Y era imposible dejar de mirar, dejar de dibujar. Creo recordar sentirme un personaje flotante que no necesitaba comer ni beber, a veces se me olvidaba respirar. Amontonaba cuadernos y papeles que se iban arrugando, o que iba perdiendo. Estratos de creatividad que perdían interés desde el momento de ser creados. Era el proceso, el instante entre cada trazo el que me calmaba. Porque a menudo vivía con ansia. Necesitaba un proyecto para sentirme vivo. Era como el miedo a morir antes de hacer lo imprescindible. Era el desasosiego de no poder dejar de crear. La creatividad daba y da sentido a mi vida. Porque estudiamos diseño como respuesta a una necesidad existencial. La creatividad da sentido a la vida de l*s jóvenes diseñadores de estas webs.

Ballenas creativas

Una imagen nítida de aquel momento feliz de la vida, era una ballena azul mágicamente ilustrada en el Larousse de casa. Estaba junto con otras ballenas, mágicas tambien, pero no tanto como la ballena azul. Dibujé aquella ballena azul en innumerables ocasiones. Era como una obsesión. Me deleitaba en trazar cada curva del animal más grande la tierra. Nadaba con la ballena en un mar de hacer y rehacer. Porque a cada brazada en el mismo agua junto a la misma ballena, nos conocíamos un poco más, y me sentía más cercano a ella. Los dibujos cobraban más magia y elegancia. Por que el hacer calma y enseña. Porque aprendemos haciendo. Estas webs muestran la experiencia y madurez de quienes las han creado.

Recopilando creatividad

Muchos de aquellos papeles se perdieron. Como se pierde un fósil entre millones de láminas del acantilado. A veces pienso que debía haberlos guardado. Para retener un poquito el tiempo. Para enseñar al resto que fui niño, que supe estar sin respirar frente al blanco del papel. Que me sentía único e insondable cada vez que salía un dibujo de mis ojos. Que aquellas ballenas eran mágicas. Que eran ballenas de tiempo infinito. Pero no las guarde. No las recopilé. Fui perdiendo ballena tras ballena. Algunas murieron quemadas en alguna hoguera. Otras desaparecieron misteriosamente de las carpetas y baldas en las que nadaban. Estas páginas web son la oportunidad de guardar, ordenar y mostrar un valioso trabajo creativo.